viernes, 11 de enero de 2019

Un buen libro para leer

Capitulo I

Ella es Elena

Cuando vi a Elena por primera vez, yo le sonreí y ella solo me quedó viendo de una forma extraña como preguntando ¿de qué te ríes?  Soy su amiga hasta el día de hoy, y no creo que haya alguien en mi vida más extraordinaria que ella, en ese entonces teníamos unos once años, íbamos a la misma escuela, ella era la más bonita del salón de clases, tez trigueña clara, delgada, ojos café, y pelo castaño, muy abundante y hermoso, muy bien cuidado, la más inteligente siempre, posiblemente era la más pobre del grado. Era huérfana (vivía con sus abuelos paternos que aún eran jóvenes talvez de unos 50 años  y tenían un pequeño restaurante en el centro de la ciudad, como a 500 metros de la casa,  todo el día pasaban en el restaurante, con ellos vivían sus otros 4 nietos: 2 niños pre adolescentes y 2 niñas adolescentes al parecer esos nietos habían sido dejados por sus padres en casa de sus abuelos cuando emigraron a trabajar a Estados Unidos.
Elena era una nieta más y la menor de todos ellos, la última que había llegado a la casa, una casa que alguna vez fue bonita muy grande, pero estaba muy descuidada, prácticamente en ruinas, Elena tenía su propio cuarto, amaba la soledad.   
A pesar de sus hipersensibilidad sensorial (tacto, vista, oído, olfato, gusto), Elena había aprendido por medio de los libros a desenvolverse muy bien, vivíamos  en uno de los barrios más populosos de la ciudad, justo en el centro, Elena aprendió a ignorar el ruido, en el barrio  había todo tipo de negocios, y unas cuantas casas viejas como abandonadas, en una de esas vivía Elena y enfrente de ella, vivía yo,  a simple vista por su apariencia se veía como  una niña más, solo que de cerca era más fina, más delicada, tenía las manos más suaves que yo jamás pude imaginar, ella estaba segura de quien era, era directa, demasiado honesta, nunca le importó el qué dirán, escuchaba a los maestros y pensaba en hacer las cosas bien, tal y como ellos lo indicaban, seguir las reglas era fácil para ella, era más difícil cuando no había reglas y tenía que adivinar lo que los demás querían, con su promedio de 100 en matemáticas no tenía que ir a los últimos exámenes, estaba eximida todo el tiempo al final del año escolar, por ella conocí el significado de eximida…así que…Al estar eximida, no iba a la escuela, dormía hasta tarde, básicamente tenía más vacaciones que el resto, vacaciones en las que no sabía qué hacer, no tenía con quien hablar ya que los familiares con los cuales vivía no eran ni cercanamente parecidos a ella y rara vez coincidían en algo, así que generalmente se encerraba en su cuarto,  su vida era estudiar cuando iba a clases y buscar información en alguna enciclopedia cuando estaba en casa (no había internet en las casas en ese tiempo).
Intentó jugar al aire libre porque en los libros que había leído en la escuela decía que era bueno para la salud, al igual que comer frutas, (aunque ella no podía tragar las cáscaras, las frutas que comía debían estar peladas), tomar 8 vasos con agua al día, dormir con las ventanas abiertas, de hecho intentó dormir con las ventanas abiertas, pero sus abuelos no se lo permitieron, ya que, la zona se había convertido en una zona peligrosa, en donde los ladrones rondaban las casas en la noche,  cuando se proponía jugar fútbol jugaba bien, cuando mucho le insistían los otros niños de la escuela, pero pensaba que no debía quitarles el lugar a los otros, porque así le había enseñado su primera maestra, cada quien tenía su talento, y el suyo posiblemente no eran los deportes, así que, aunque entendía todas las reglas y tenía cierta habilidad para jugar cualquier deporte, no jugaría porque los demás no eran buenos para estudiar y ella sí, por tanto: debían entonces los demás ser mejores que ella en los deportes. Su razonamiento siempre era lógico. Además siempre protegía su piel del sol, pensaba que  si no hubiese sol entonces podría jugar todo el día, pero había sol así que… ¡no!  
Era alérgica a los olores florales, cuando le daba la alergia  parecía tener gripe, siempre andaba un pañuelo por si acaso, también tenía miedo a los ruidos fuertes, y era intolerante a la mentira, su alergia, miedo e intolerancia, eran sus debilidades, cuando tenía algún episodio de estos, nuestros compañeros de escuela  pensaban que estaba enferma, pero a ellos no les importaba por dos razones: 1) no duraba mucho 2) Ella era quien resolvía sus problemas de matemáticas y ortografía que tanto les costaba… Así  era como Elena controlaba que no se burlaran de ella, si alguno osaba burlarse no le daría copia de las tareas de matemáticas y ortografía y además  los golpearía con su látigo de la disciplina. (Látigo: cuerda que utilizaban para saltar en la escuela, en esa época,  principios de los 1990’s a Elena le funcionaba como látigo, para golpear al que se burlara de ella, así que por su bien no lo hacían.)
Puedo decir que Elena durante la escuela jamás fue víctima, ni se victimizó, nunca se permitió sentirse menos que nadie, porque sabía que no lo era, simplemente lo sabía… 
Elena se obsesionaba con ciertas cosas en cierto tiempo, a esa edad estaba obsesionada en escribir un libro y escribir poemas, así que como quería y podía hacerlo lo hizo.
Escribía después de la escuela, dijo que los poemas eran acerca de la vida, del amor, tenía mucho talento para eso, terminó el libro, y lo guardó.

Capitulo II 

Elena se hace mi amiga por obligación.
No todo era color de rosa para Elena, porque era huérfana, y se estaba criando con  quienes habían aceptado tenerla en su casa pero no por amor sino por compromiso, básicamente por ser “buena gente” no fue maltratada físicamente, y sus abuelos casi nunca la regañaban porque ella era una niña obediente, pero al tener un coeficiente mayor que los demás, los demás, la veían, como la rara, los otros chicos de la casa, pensaban que estaba loca, y constantemente se lo decían, a lo que ella simplemente respondía, mi mente...continuará... 

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